UNA NOTA DE NAVIDAD 2013.
Cuando hablamos de Navidad
lo primero que nos imaginamos es las luces, los villancicos, un viejo gordo
vestido de papa Noel, se reúnen las familias, se esperan los regalos ,las
comidas de buñuelos, la lechona y el pavo relleno, Navidad es una época de reconciliación, de paz y de tranquilidad,
pero antes de esto es necesario saber por que se habla de un papa Noel, pues
les contare la historia.
La leyenda de Santa Claus
deriva directamente de las que desde muy antiguo han adornado la figura de San
Nicolás de Bari (ca. 280-ca. 350), obispo de Myra y santo que, según la
tradición, entregó todos sus bienes a los pobres para hacerse monje y obispo,
distinguiéndose siempre por su generosidad hacia los niños.
En la Edad Media, la
leyenda de San Nicolás arraigó de forma extraordinaria en Europa,
particularmente en Italia (a la ciudad italiana de Bari fueron trasladados sus
restos en el 1087), y también en países germánicos como los estados alemanes y
holandeses. Particularmente en Holanda adquirió notable relieve su figura, al
extremo de que se convirtió en patrón de los marineros holandeses y de la
ciudad de Amsterdam. Cuando los holandeses colonizaron Nueva Amsterdam (la
actual isla de Manhattan), erigieron una imagen de San Nicolás, e hicieron todo
lo posible para mantener su culto y sus tradiciones en el Nuevo Mundo.
La devoción de los
inmigrantes holandeses por San Nicolás era tan profunda y al mismo tiempo tan
pintoresca y llamativa que, en 1809, el escritor norteamericano Washington
Irving (1783-1859) trazó un cuadro muy vivo y satírico de ellas (y de otras
costumbres holandesas) en un libro titulado Knickerbocker's History of New York
(La historia de Nueva York según Knickerbocker). En el libro de Irving, San
Nicolás era despojado de sus atributos obispales y convertido en un hombre
mayor, grueso, generoso y sonriente, vestido con sombrero de alas, calzón y
pipa holandesa. Tras llegar a Nueva York a bordo de un barco holandés, se dedicaba
a arrojar regalos por las chimeneas, que sobrevolaba gracias a un caballo
volador que arrastraba un trineo prodigioso. El hecho de que Washington Irving
denominase a este personaje "guardián de Nueva York" hizo que su
popularidad se desbordase y contagiase a los norteamericanos de origen inglés,
que comenzaron también a celebrar su fiesta cada 6 de diciembre, y que
convirtieron el "Sinterklaas" o "Sinter Klaas" holandés en
el "Santa Claus" norteamericano.
Pocos años después de la
publicación del libro de Irving, la figura de Santa Claus había adquirido tal
popularidad en la costa este de los Estados Unidos que, en 1823, un poema
anónimo titulado A Visit of St. Nicholas ('Una visita de San Nicolás'),
publicado en el periódico Sentinel ('El Centinela') de Nueva York, encontró una
acogida sensacional y contribuyó enormemente a la evolución de los rasgos
típicos del personaje. Aunque publicado sin nombre de autor, el poema había
sido escrito por un oscuro profesor de teología, Clement Moore, que lo dedicó a
sus numerosos hijos y nunca previó que un familiar suyo lo enviaría a un
periódico Hasta el año 1862, ya octogenario, no reconocería Moore su autoría.
En el poema, San Nicolás aparecía sobre un trineo tirado por renos y adornado
de sonoras campanillas. Su estatura se hizo más baja y gruesa, y adquirió
algunos rasgos próximos a la representación tradicional de los gnomos (que
precisamente también algunas viejas leyendas germánicas consideraban
recompensadores o castigadores tradicionales de los niños). Los zuecos
holandeses en que los niños esperaban que depositase sus dones se convirtieron
en anchos calcetines. Finalmente, Moore desplazó la llegada del simpático
personaje del 6 de diciembre típico de la tradición holandesa, al 25 de ese
mes, lo que influyó grandemente en el progresivo traslado de la fiesta de los
regalos al día de la Navidad.
El proceso de
popularización del personaje siguió en aumento. El 6 de diciembre de 1835,
Washington Irving y otros amigos suyos crearon una sociedad literaria dedicada
a San Nicolás, que tuvo su sede en la propia casa de Irving. En las reuniones,
era obligado fumar en pipa y observar numerosas costumbres holandesas. Ello
indica hasta qué extremo habían aceptado esta tradición holandesa los
norteamericanos descendientes de otros grupos inmigrantes.
El otro gran contribuyente
a la representación típica de San Nicolás en el siglo XIX fue un inmigrante
alemán llamado Thomas Nast. Nacido en Landau (Alemania) en 1840, se estableció
con su familia en Nueva York desde que era un niño, y alcanzó gran prestigio
como dibujante y periodista. En 1863, Nast publicó en el periódico Harper's
Weekly su primer dibujo de Santa Claus, cuya iconografía había variado hasta
entonces, fluctuando desde las representaciones de hombrecillo bajito y rechoncho
hasta las de anciano alto y corpulento. El dibujo de Nast lo presentaba con
figura próxima a la de un gnomo, en el momento de entrar por una chimenea. Sus
dibujos de los años siguientes (siguió realizándolos para el mismo periódico
hasta el año 1886) fueron transformando sustancialmente la imagen de Santa
Claus, que ganó en estatura, adquirió una barriga muy prominente, mandíbula muy
ancha, y se rodeó de elementos como el ancho cinturón, el abeto, el muérdago y
el acebo. Aunque fue representado varias veces como viajero desde el Polo
Norte, su voluntariosa aceptación de las tareas del hogar y sus simpáticos
diálogos con padres y niños le convirtieron en una figura todavía más próxima y
entrañable. Cuando las técnicas de reproducción industrial hicieron posible la
incorporación de colores a los dibujos publicados en la prensa, Nast pintó su
abrigo de un color rojo muy intenso. No se sabe si fue él el primero en
hacerlo, o si fue el impresor de Boston Louis Prang, quien ya en 1886 publicaba
postales navideñas en que aparecía Santa Claus con su característico vestido
rojo. La posibilidad de hacer grandes tiradas de tarjetas de felicitación
popularizó aún más la figura de este personaje, que numerosas tiendas y
negocios comenzaron por entonces a usar para fines publicitarios. Llegó incluso
a ser habitual que, durante las celebraciones navideñas, los adultos se
vistieran como él y saliesen a las calles y tiendas a obsequiar a los niños y
hacer propaganda de todo tipo de productos. Entre 1873 y 1940 se publicó la
revista infantil St. Nicholas, que alcanzó una enorme difusión La segunda mitad del siglo
XIX fue trascendental en el proceso de consolidación y difusión de la figura de
Santa Claus. Por un lado, quedaron fijados (aunque todavía no definitivamente) sus
rasgos y atributos más típicos. Por otra, se profundizó en el proceso de
progresiva laicización del personaje. Efectivamente, Santa Claus dejó de ser
una figura típicamente religiosa, asociada a creencias específicas de
determinados grupos credenciales, y se convirtió más bien en un emblema
cultural, celebrado por personas de credos y costumbres diferentes, que
aceptaban como suyos sus abiertos y generales mensajes de paz, solidaridad y
prosperidad. Además, dejó de ser un personaje asociado específicamente a la
sociedad norteamericana de origen holandés, y se convirtió en patrón de todos
los niños norteamericanos, sin distinción de orígenes geográficos y culturales.
Prueba de ello fue que, por aquella época, hizo también su viaje de vuelta a
Europa, donde influyó extraordinariamente en la revitalización de las figuras
del "Father Christmas" o "Padre Navidad" británico, o del
"Père Noël" o "Papá Noel" francés, que adoptaron muchos de
sus rasgos y atributos típicos.
El último momento de
inflexión importante en la evolución iconográfica de Santa Claus tuvo lugar con
la campaña publicitaria de la empresa de bebidas Coca-Cola, en la Navidad de
1930. Como cartel anunciador de su campaña navideña, la empresa publicó una
imagen de Santa Claus escuchando peticiones de niños en un centro comercial.
Aunque la campaña tuvo éxito, los dirigentes de la empresa pidieron al pintor
de Chicago (pero de origen sueco) Habdon Sundblom que remodelara el Santa Claus
de Nast. El artista, que tomó como primer modelo a un vendedor jubilado llamado
Lou Prentice, hizo que perdiera su aspecto de gnomo y ganase en realismo. Santa
Claus se hizo más alto, grueso, de rostro alegre y bondadoso, ojos pícaros y
amables, y vestido de color rojo con ribetes blancos, que eran los colores
oficiales de Coca-Cola. El personaje estrenó su nueva imagen, con gran éxito,
en la campaña de Coca-Cola de 1931, y el pintor siguió haciendo retoques en los
años siguientes. Muy pronto se incorporó a sí mismo como modelo del personaje,
y a sus hijos y nietos como modelos de los niños que aparecían en los cuadros y
postales. Los dibujos y cuadros que Sundblom pintó entre 1931 y 1966 fueron
reproducidos en todas las campañas navideñas que Coca-Cola realizó en el mundo,
y tras la muerte del pintor en 1976, su obra ha seguido difundiéndose
constantemente.
Por el cauce de las
postales, cuentos, cómics, películas, etc. norteamericanas, la oronda figura de
Santa Claus sigue ganando popularidad en todo el mundo, y hoy puede decirse que
constituye la advocación más universal y conocida, y también la más laica y
comercial, de todas las derivadas del San Nicolás de Bari que desde el siglo IV
se ha considerado tradicional protector de los niños.
FELIZ NAVIDAD PARA TODOS Y TODAS,DIOS LOS BENDIGA.
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