Caso único
en el mundo, ¡abuelita vivió 20 años en un laboratorio!
Carlina
camina descalza y siempre luce una mirada expresiva. Nadie sabe si tiene
familia, ni tampoco se conoce con exactitud de dónde es; lo cierto es que
aunque parezca increíble, esta mujer de aproximadamente 70 años de edad, vivió
durante más de dos décadas en el laboratorio de química de la Institución
Educativa Simón Bolívar, del municipio de Samaniego, en la zona suroriental de
Nariño.
Todo un
drama
Una
situación deplorable era la que tenía que enfrentar Carlina día tras día en las
instalaciones del viejo recinto. Allí, en medio de las clases y el bullicio de
los alumnos, la anciana se las arreglaba para dormir, hacer sus necesidades
fisiológicas, bañarse y cocinar.
Varios de
los estudiantes del centro educativo expresaron que al principio se les hizo
muy raro tenerla como una inquilina permanente en el colegio, pero después
terminaron por acostumbrarse.
Lucha
diaria
Los
samanieguenses cuentan que pocas veces han visto a esta mujer recorrer las
calles de la veraniega localidad; quizá por ello con el pasar de los años su
manera de vivir se convirtió para todos en un gran misterio que más allá de lo
insólito de la situación, refleja el drama de miles de abuelos en Nariño y todo
el país, quienes al verse abandonados por sus hijos o familiares, se ven
obligados a permanecer deambulando por las ciudades como almas en pena.
Como
Carlina hay miles de adultos mayores que no cuentan con un techo propio y
tienen que pasar los últimos días de su vida en cualquier lugar; soportando
frío, hambre, tristeza y soledad absoluta, ante la mirada inclemente de
aquellos que lo tienen todo pero que son inmunes frente al dolor ajeno.
La buena
nueva
Pero no
todo es triste en esta historia. Por una casualidad de la vida, hace algunos
días varios funcionarios de la Alcaldía Municipal liderados por el secretario
de Educación Danilo Martínez, se tomaron las instalaciones del laboratorio y
adelantaron una jornada de limpieza para recuperar el espacio escolar y ponerlo
nuevamente en funcionamiento.
En medio
de la labor, Martínez y demás acompañantes se toparon con la cruda
realidad de Carlina que logró calarles en lo profundo de su corazón. Mientras
continuaban adentrándose en el destartalado laboratorio, relataron que se les
partía el alma de a pocos; en su cabeza no cabía explicación alguna para
saber quién era tan inhumano de dejar a la deriva a una persona en una
situación así de lamentable.
Nunca es
tarde
Así que
aquellos que solo iban con la intención de recuperar las instalaciones de un
abandonado recinto, fueron movidos por un profundo sentimiento de
solidaridad que se tradujo en una sola idea: Entregarle a Carlina una
casa digna que debió haber recibido mucho tiempo atrás.
El nuevo
hogar ofrecido con gran cariño a esta aguerrida abuelita, cuenta con todos los
servicios de agua, alcantarillado y energía eléctrica. Además, recibió una
dotación que incluye cama, colchoneta, utensilios de cocina y productos de
aseo; el viejo refrán lo rezaba “no hay mal que dure cien años, ni cuerpo que
lo resista”.
De esta
manera el funcionario y los ciudadanos de buen corazón que se unieron a la
campaña social, le brindaron un mejor amanecer a Carlina, lejos del ruido y la
miseria que por tanto tiempo había soportado.
Hola
soledad…
Ahora que
estrenó casa, seguramente algún vivaracho aparecerá con una sonrisa fingiendo
ser familiar de Carlina, porque ese es el orden de la vida: Cuando tienes todo
recibes cariño y compañía, pero cuando no es así, el desprecio y la
indiferencia son los únicos que golpean a la puerta.
Al final
de todo y como pocas veces ocurre en historias tan impensadas, esta tuvo un
final feliz, puesto que Carlina recuperó de algún modo la esperanza de pasar su
vejez alejada del olvido, asegurando sin duda un lugar especial entre la
ciudadanía luchadora y valiente del municipio de Samaniego.
¡Carlina
hoy ve cielos más luminosos y tierras nuevas!
No hay comentarios:
Publicar un comentario