Por Harold Wilson Montufar Andrade
En la madrugada del lunes, Geovany partió con sus familiares y compañeros de marcha, desde las más lejanas veredas del sector montañoso de Samaniego, entre ellas las de San Diego, Canalón, La Conga, el Carmen de Telembí, el Maizal, Buenavista y Betania. Entre los caminos multicolores y los miles de aromas de éstas veredas, también se miran los letreros de “No pase, Campo minado”. Son muchas horas de camino hasta la cuchilla en la vereda Buenavista. Allí, estacionados y esperando a los caminantes, se encontraban más de veinte camionetas 4x4. La caravana empieza el lunes a mediodía, recogen marchantes, alimentos, esperanzas, canciones. Se unen más camionetas en los sectores del Decio hasta la vereda Chuguldy.Por el otro corredor estratégico del sector montañoso, hacen lo mismo los habitantes de las veredas el Tigre, la Montúfar, Andalucía, la Paloma, el Salto, la Verde, el Trasval, Cedral y la Planada, a quienes se les unen la comunidad indígena del resguardo del Sande. Salen las camionetas y sus pasajeros, anhelando conquistar éxitos, confiando en que Dios los proteja y vuelvan con la victoria en sus corazones. La caravana se detiene en Chuguldy a la espera de los cabildantes que vienen desde el segundo corredor estratégico de la montaña.Se reúnen mas de mil quinientas personas, hombres que desean lo mejor para sus territorios, mujeres que desean tener hijos para la paz no para la guerra, niños y niñas que desean aprender qué es la democracia, jóvenes como Robinson, Jhon Jairo, Nury, empuñando banderas blancas inician su camino hasta el casco urbano de Samaniego, el dia martes se hospedan en la nueva plaza de mercado. En la mañana siguiente, se agrupan y caminan un kilometro hasta llegar a las calles del casco urbano y comienza el mejor acto de dignidad y respeto visto en Samaniego en los últimos años.El plantón pacifico por la conquista de los derechos de la gente de la montaña, lo hicieron en la plaza del Sol Andino. Allí en carpas de plástico y cartones, instalaron la mesa de negociación, el sonido y no podía faltar una cancha improvisada para deportes. Se presentía que la alcaldesa no quería rendir cuentas y la consigna que grito la lideresa Dina fue que si tocaba esperar treinta días en la plaza, entonces treinta días resistirían hasta conseguir que se les escuche y se les respete sus derechos.En efecto la alcaldesa rehusó en los primeros días a rendir cuentas en plaza pública. Tuvieron que hacer varias movilizaciones, unirse otras veredas, unirse otros líderes en cabeza de los profesores Jairos. Entre todos obligaron al Polo Democrático y su alcaldesa, a que rinda cuentas, a que diga por qué no se ha invertido la plata del presupuesto municipal. Los cabildantes de la montaña presentaron su pliego de peticiones en una jornada maratónica el día viernes, comenzó a las ocho de la mañana y terminó a las ocho de la noche. Únicamente hablaron los dirigentes que ya habían triunfado haciendo respetar la democracia y la dignidad. También hablaron los concejales. No se permitió que otros líderes hablaran, porque se podría tergiversar que era un acto electoral. Al otro día que se reiniciaban las negociaciones, la alcaldesa ya no llegó. Abandonó la mesa de negociación. Huyó.
Luego de ocho días de plantón y luego que la alcaldesa no apareció, el Defensor Regional del Pueblo recibió las denuncias y quejas de la comunidad. Así terminó la gesta patriótica de la gente de la montaña. Los hombres y mujeres de la montaña triunfaron. Hicieron respetar a Samaniego. Nos dieron una lección de decencia, humildad, pero también de valentía y resistencia. El triunfo les pertenece
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